La venganza de los brujos, el uso indebido de habilidades mágicas
- Alejandro Gutiérrez Arango
- 8 ene
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 18 feb

Tipo: Mitos de transformación
Origen: Indígena
Departamento: Amazonas
Comunidad: Andoque
Vivían dos hermanos en la selva conocidos por todos como maestros del arte oscuro y del cambio. Se decía que tenían el don, o quizás la maldición, de trasformarse en cualquier criatura que pudieran imaginar. Sus formas favoritas eran el tigre, la boa, la culebra verrugosa, el águila y, en ocasiones, el gavilán. La gente susurraba en voz baja de sus travesuras y los niños crecían temerosos de los relatos que sus abuelas les contaban al caer la noche. Porque ahí, cuando las estrellas empezaban a parpadear, los hermanos acechaban, buscando saciar su hambre de tragedia y carne. Aquellos que cruzaban su camino rara vez vivían para contar lo sucedido. Eran sombras felinas acechando a la orilla de los ríos, donde los incautos se bañaban, y nadie estaba a salvo, ni siquiera los niños que jugaban sin preocupación. Las historias hablaban de cómo un día, caminando en forma de tigres, llegaron a una tribu en el centro inhóspito del mundo, quizás eran los ocaina. Allí, en las chagras, devoraron a hombres y mujeres sin piedad. Joel joven que recogía chontaduro se salvó, subiendo ágil por el tronco de la palma, escapando por muy poco de ser atrapado por las mandíbulas del mal.
Alarmados, los habitantes de la maloca se armaron con flechas y perros, dispuestos a enfrentarse a las bestias. Los hermanos se refugiaron en el hueco de un árbol, y aunque los hombres intentaron sellarlos con humo, no pudieron. Uno de los hermanos, el menor, sintió pesar en su corazón y un miedo creciente al encierro. Su hermano le susurró recordándole las oraciones que aún guardaban, ritos ancestrales que les permitirían escapar. Y así, hicieron que el cielo se desplomara en un aguacero, sofocando el fuego de los hombres, y con un rayo que destelló en el horizonte, se arrojaron a las aguas del río y se transformaron en boas, huyendo río arriba. La corriente los llevó de regreso a su hogar, donde el trueno aún retumbaba en la distancia. Entre risas el hermano mayor se mofaba llamándolo cobarde.
Al día siguiente su apetito no se había saciado. Se adentraron en otros territorios, cerca del Quinché, y se transformaron en rayas. Los habitantes de la bocana ya conocían los peligros que acechaban en el agua, y habían cercado un recinto en el río con troncos de chonta. Allí, los niños jugaban seguros, pero el más travieso de todos decidió desafiar la prudencia, solo para encontrar su destino en las mandíbulas de los hermanos. El grito de los niños resonó como una alarma en la aldea, y la comunidad partió armada con lanzas y atarrayas gigantes. Sabían que no era una simple caza. Los dos brujos se ocultaron en el agua, pero Gavilán-hablador, uno de ellos, fue herido en la mano. A pesar del dolor, se mantuvo firme, recordando las palabras de su hermano de superar el miedo.
El aguacero, el viento y la marea que desataron no fueron suficientes. Sintiendo el cerco cerrarse, emergieron de las aguas y huyeron a través de la jungla. En ese escape, capturaron a un niño. Lo compartieron en una grotesca comunión mientras volvían a casa. En su hogar, el hermano que había sido herido soportaba la burla de su hermano mayor. La flecha que no había evadido era motivo de risa y de prueba del orgullo herido.

Historia sobre el uso indebido de habilidades mágicas
Este mito sugiere la existencia de seres con poderes mágicos que pueden desafiar a otros brujos y a los intentos de las comunidades por detenerlos. Refleja una narrativa de transformación e ingenio, con un enfoque en las consecuencias del abuso de poder sobrenatural. La historia parece originarse en un contexto cultural donde la magia y la transformación son parte de las creencias locales, y las figuras centrales actúan como antagonistas que amenazan a las aldeas indígenas. El mito refleja la creencia en seres con poderes sobrenaturales que desafían el orden social y natural, actuando como advertencia sobre el uso indebido de habilidades mágicas y el caos que puede desatar en la comunidad. Se asemeja a mitos como el de Loki en la mitología nórdica, donde el engaño y la transformación son centrales.

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